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Entrevista de Mark Gerrits por USAID Perú

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Entrevista de Mark Gerrits por USAID Perú

 En el Salon de Cacao y Chocolate de Perú 2024 USAID entrevistaron a Mark Gerrits, CEO de ÓBOLO Chocolate.  Mark compartió la historia de ÓBOLO Chocolate y su conexión con el cacao nativo de Perú  
Nuevo reconocimiento internacional para ÓBOLO Chocolate

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Nuevo reconocimiento internacional para ÓBOLO Chocolate

Por séptimo año consecutivo ÓBOLO Chocolate ha sido reconocido como uno de los mejores chocolates del mundo, tras recibir dos nuevas medallas en los Academy of Chocolate Awards de Londres, algo así como los Premios Oscar del chocolate. Se trata de una medalla de plata para la barra Cabernet Sauvignon 62% Cacao, resultado de una colaboración con la viña Odjfell, y una medalla de bronce para la tradicional barra Pangoa 70% Cacao. Estas se suman a las 14 medallas de oro, plata y bronce otorgadas a ÓBOLO anteriormente en el mismo concurso. “Estos resultados nos impulsan a seguir entregando lo mejor de nosotros en la elaboración del chocolate, y nos permiten reafirmar que hacer chocolate de calidad en Chile, chocolate ambiental y socialmente sustentable, chocolate con propósito, es posible”, dijo Mark Gerrits, chocolatero y fundador de ÓBOLO Chocolate, primer chocolate Bean to Bar hecho en Chile. Todos los años, desde el 2005, la Academy of Chocolate de Londres elige a los mejores chocolates bean to bar (o del grano a la barra) que llegan desde distintos países y postulan a diferentes categorías. Ahí, un jurado compuesto por miembros de la Academia, periodistas internacionales, chefs y expertos en chocolate, evalúan la apariencia, profundidad del aroma y sabor, además de la duración y complejidad en boca de cada barra de chocolate.  ÓBOLO ha participado en estos premios desde el año 2016, y ha sido reconocido cada año dentro de los mejores chocolates del mundo. ¿Bean to qué? El movimiento Bean to Bar o del grano a la barra, surgió en Estados Unidos en los años 90’ como respuesta a la industrialización del chocolate en el que el cacao tiene un rol secundario frente a otros ingredientes como el azúcar, los saborizantes y las grasas añadidas. El chocolate Bean to Bar, en cambio, busca reflejar las cualidades de los granos del cacao, su terroir, igual como ocurre con el arte de hacer vino desde la uva. De hecho, el cacao también tiene variedades equivalentes a las cepas de las uvas, y cada una de ellas amerita un tratamiento distinto por parte del chocolatero. Siendo así, las notas frutales, la acidez, el dulzor en un chocolate Bean to Bar dependen del cacao con que fue elaborado y, por supuesto, de la capacidad del chocolatero de respetar y plasmar esas cualidades en su chocolate final, controlando cada uno de los pasos de esta transformación. “Creemos que la evolución y sofisticación que se está produciendo con el chocolate en Chile, es similar a lo que ha pasado en los últimos 20 años con el vino, la cerveza, el aceite de oliva, el café, el té”, agrega Gerrits.  “Los consumidores están exigiendo alimentos de mejor calidad y mayor transparencia en su elaboración, y el chocolate no ha sido la excepción”.  Esa transparencia, señala Gerrits, junto a otros valores de sustentabilidad ha sido uno de los pilares del trabajo de ÓBOLO. De hecho, cuenta con la certificación de Empresa B gracias a su compromiso social y ambiental en cada etapa del proceso de hacer chocolate, desde la compra de cacao a los pequeños productores de Pangoa, en la selva de Perú, hasta su empaque con materiales compostables y/o reciclables. “Estos premios nos han ayudado a visibilizar nuestro chocolate y a difundir en Chile el concepto y valores del chocolate Bean to Bar. Y eso ha sido importante, porque en ÓBOLO nos hemos propuesto cambiar la cultura en torno al chocolate en Chile, y con gusto vemos que eso poco a poco ha ido sucediendo”, finaliza Gerrits.
Chocolate de edición limitada

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Chocolate de edición limitada

Revista La Cav Después de casi dos años de ensayos y errores, los maestros chocolateros de Óbolo Chocolate en conjunto con viña Odfjell, crearon la nueva barra de cabernet sauvignon con cacao de Pangoa al 72%. Profundo, elegante y de textura aterciopelada, posee notas a frutos rojos al comienzo, que lentamente dan paso a sabores especiados, a frutos secos y a madera. “Dejamos macerando los nibs de cacao en el vino por unos días, a una temperatura controlada, luego los secamos y con eso hacemos el chocolate”, cuenta el estadounidense Mark Gerrits, fundador de Óbolo. La nueva variedad está a la venta en la tienda de Óbolo, en barrio Italia, y ojo, solo hay 500 unidades disponibles.
Óbolo: la nueva barra de chocolate caliente del primer bean to bar de Chile

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Óbolo: la nueva barra de chocolate caliente del primer bean to bar de Chile

Suplemento Finde, La Tercera Ahí puedes pedir para llevar un chocolate caliente hecho a partir de chocolate granulado, que se derrite y por eso queda con una textura, sabor, aroma y cremosidad simplemente deliciosos. Óbolo es el paraíso del chocolate en barrio Italia. La primera tienda con chocolate orgánico hecho en Chile y a cargo del estadounidense Mark Gerrits. Es un “bean to bar” o “del grano a la barra” que es como se conoce a los lugares donde el chocolate se produce directamente desde los granos de cacao frescos, o sea, desde cero. De hecho, lo primero que sentirás al entrar a Óbolo es el adictivo olor a chocolate, producido con los granos elegidos con pinzas por el propio por Gerrits -conocido como “cacao boy”-, quien viaja directo a la selva central de Perú en busca de los granos con la acidez y notas frutales que requiere. Las que convierte en bombones y tabletas sin grasas ni aditivos, hechos 100% a mano, con solo cacao y azúcar de caña orgánica. De hecho, han sido reconocido en diversas oportunidades como uno de los mejores del mundo por los Academy of Chocolate Awards de Londres, algo así como los premios Óscar del chocolate. Esa misma es la materia prima de excelencia con la que se elabora el chocolate caliente que ahora puedes pedir para llevar, en una pequeña barra ubicada al costado de la tienda de Óbolo. Tiene la gracia de que no se elabora de cacao en polvo como la mayoría del chocolate caliente, sino a partir de chocolate granulado, que se derrite, no se disuelve, por lo que queda con una textura, sabor, aroma y cremosidad deliciosas. Además es vegano, por lo que puedes probarlo con Not Milk ($ 3.200 el mediano), o en la versión clásica ($ 2.600), con leche texturizada. También Spiced ($ 2.600), con un toque de merkén; o mocaccino ($ 3.300), con café expresso y leche texturizada.   Otro imperdible de este lugar es el chocolate caliente blanco ($ 3.200), hecho con chocolate blanco 37% cacao y leche texturizada, que es un tanto más dulce, por lo que le ponen nibs de chocolate más frutosos encima. Una delicia. También hay opciones frías, frescas como el Iced cacao Latte ($ 3.500), un cold brew de cacao, con leche texturizada y hielo; o el Óbolo Iced chocolate ($ 3.500), en base a Barista’s chocolate, agua y hielo. Y si quieres, puedes comprar tu chocolate para hacer en casa, es decir el chocolate granulado Barista´s Chocolate ($ 11.900, los 300 gramos), de 62% de cacao; o tentarte con alguna de las barras, como la Cacao Pangoa ($ 5.000), que son 80 gramos de 70% de cacao de Perú. O la Dulce tres leches ($ 4.900), una barra de 80 gramos de chocolate de 38% cacao.  
Óbolo y viña Odfjell lanzan la primera barra de chocolate Cabernet Sauvignon

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Óbolo y viña Odfjell lanzan la primera barra de chocolate Cabernet Sauvignon

Wherelunch No parecieran combinarse el chocolate con el vino tinto. La sensación es que el vino tiende a sentirse más amargo y los sabores del chocolate se diluyen en medio del paladar. Sin embargo, hay una fórmula que durante dos años trabajó la gente de Óbolo – pioneros en la elaboración de chocolate bean to bar en Chile – para llegar a una barra de sabores equilibrados, utilizando el Cabernet Sauvignon de la viña Odfjell y los granos de cacao orgánicos de Pangoa, Perú. “Llegar a este resultado fue bastante complejo. Fue una suma de ensayos y errores”, nos dice Mark Gerrits, fundador y CEO de Óbolo Chocolate. “Hemos usado un procedimiento en que los nibs de cacao (granos molidos) se maceran y maduran con el Cabernet Sauvignon de Odfjell a temperatura controlada, para luego deshidratarlos y remover el alcohol. Los granos de cacao macerados son transformados posteriormente en chocolate”. El trabajo conjunto entre la viña y la chocolatería ha dado como resultado un chocolate de textura sedosa, con las notas a frutos rojos del Cabernet Sauvignon, que se derrite lentamente en el paladar, dejando un retrogusto largo y refinado. Un producto de estas características va bien junto al bajativo, que podría ser un pisco transparente o mejor aún, una grappa italiana. Óbolo Cabernet Sauvignon tiene un 72% de cacao y la producción se limitó en esta primera partida a 500 barras de 80 gramos cada una.
ÓBOLO Chocolate Y Odfjell Vineyards lanzan inédita barra de chocolate cabernet sauvignon 72% Cacao

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ÓBOLO Chocolate Y Odfjell Vineyards lanzan inédita barra de chocolate cabernet sauvignon 72% Cacao

Las colaboraciones siempre son buenas y esta no es la excepción. ÓBOLO Chocolate y Odfjell Vineyards se unieron en un experimento único en Chile y elaboraron la primera barra Chocolate Cabernet Sauvignon 72% Cacao. “Se trata de un chocolate muy expresivo con gran personalidad y complejidad, una de las grandes creaciones en la historia de ÓBOLO”, señala Mark Gerrits, fundador y CEO de ÓBOLO Chocolate. Para lograrlo, se combinó el Cabernet Sauvignon orgánico y biodinámico de Odfjell Vineyards con los granos de cacao orgánicos de Pangoa, Perú, a través de un procedimiento en que los nibs de cacao (granos molidos) se maceran y maduran en el vino, y luego se deshidratan para remover el alcohol. Los granos de cacao macerados son transformados en chocolate. “El resultado es una barra de chocolate que expresa la pureza máxima del terroir del cacao de origen, junto con las notas frutales del vino Cabernet Sauvignon de Odfjell y leves notas de barrica de roble. Es un chocolate lleno de sabores, equilibrado y elegante, de textura muy sedosa con un retrogusto largo y refinado en el paladar” agregó Brayan Sepúlveda, Head Chocolate Maker de ÓBOLO. Por su parte, Francisca Palacios, enóloga de Odfjell, señaló que “el proceso para elaborar este chocolate fue muy entretenido e interesante, pero no fue fácil encontrar la manera perfecta de incorporar el vino en el chocolate, ni tampoco definir el tipo de vino que hacía mejor pareja con el cacao. Un vino más joven se comportaba de manera muy distinta a uno con más guarda. El resultado fue este chocolate único y complejo”. El Chocolate Cabernet Sauvignon 72% Cacao se trata de una edición limitada de tan solo 500 barras de chocolate, que tanto ÓBOLO como Odfjell Vineyards invitan a probar, comprándola en la página web de www.obolochocolate.cl Cabe destacar que ÓBOLO Chocolate es el primer Bean to Bar de Chile, es decir, los primeros en hacer chocolate desde al grano de cacao. Traen el cacao desde la localidad de Pangoa, Perú, donde lo compran directamente a los pequeños productores agrupados en la Cooperativa de Pangoa. En su fábrica y tienda ubicada en Barrio Italia, Santiago, lo convierte en un chocolate verdadero que revela las características e identidad del grano de origen.  Por seis años consecutivos han sido reconocidos como unos de los mejores chocolates del mundo por la Academy of Chocolate Awards de Londres. Odfjell Vineyards, por su parte, elabora vinos a partir de viñedos manejados a través de la agricultura orgánica y biodinámica, para lo cual utiliza solo productos de origen natural y prácticas que respetan y promueven la conservación del ecosistema. “Nos preocupamos de entender los ciclos naturales para revitalizar y capturar la energía de nuestra tierra. En definitiva, buscamos fortalecer la conexión entre el hombre y la naturaleza”, señalan. Cuentan de hecho, con diversas certificaciones como la “Sustainable Wine of Chile”. “Esperamos que esta barra sea tan fascinante de probar, como para nosotros fue crearla” finaliza Mark Gerrits.  
Descifrando la huella del chocolate

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Descifrando la huella del chocolate

Portal de noticias sustentables ¿Cuál es Tu Huella?  ¿Qué tiene que ver el chocolate con la crisis climática y ambiental? Todo que ver… Sucede que la elaboración de chocolate tiene una huella importante sobre el medio ambiente; una huella que puede ser positiva o negativa dependiendo de las decisiones que se tomen, empezando por definir el origen del cacao con que se trabaja.  ¿Dónde se cultiva? ¿Cuántos kilómetros debe recorrer antes de transformarse en chocolate? ¿qué métodos de cultivo utiliza? ¿Quiénes lo cultivan? Las respuestas a esas preguntas no sólo determinan la huella ambiental del producto final, sino también reflejan la convicción de querer hacer las cosas de manera ambiental y socialmente sustentable. Esto lo tiene muy claro Mark Gerrits, fundador y CEO de ÓBOLO Chocolate, primeros en hacer chocolate “bean to bar” o del grano a la barra en Chile, con un comprobado compromiso socioambiental. “Como empresa B certificada, nos hemos comprometido a apoyar y promover la sustentabilidad social y ambiental en cada etapa de la elaboración de nuestro chocolate, partiendo por la decisión de trabajar con cacao nativo de la selva peruana, que compramos directamente a sus productores en Pangoa”.   Y es que es muy distinto consumir chocolate elaborado con cacao africano -que, en efecto, probablemente es el chocolate que hemos estado consumiendo toda nuestra vida-, que uno hecho con cacao proveniente de la Amazonía, de donde es nativo. Veamos por qué… (leer nota completa)
Entrevista a Mark Gerrits, Día Mundial del Chocolate

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Entrevista a Mark Gerrits, Día Mundial del Chocolate

Radio ADN, Programa Ciudadano ADN
Día Mundial del Chocolate en ÓBOLO

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Día Mundial del Chocolate en ÓBOLO

Megavisión Noticias. Cada 13 de septiembre se celebra el Día Mundial del Chocolate, y en este reportaje de Meganoticias mostramos el arte de hacer chocolate desde el grano del cacao hasta la barra (bean to bar). Hablamos, además, de las 4 medallas que ÓBOLO acaba de obtener en los Academy of Chocolate Awards de Londres, que nos vuelve a situar dentro de los mejores chocolates del mundo.
Cuatro nuevas medallas para ÓBOLO Chocolate

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Cuatro nuevas medallas para ÓBOLO Chocolate

Por sexto año consecutivo ÓBOLO Chocolate fue reconocido como uno de los mejores chocolates del mundo tras recibir una medalla de oro, una de plata y dos de bronce en los Academy of Chocolate Awards de Londres, para cuatro de sus barras de chocolate. Los resultados de este concurso, dados a conocer esta semana, otorgan medalla de oro para al chocolate Dulce de Tres Leches que participó en la categoría White Bean to Bar Flavoured; medalla de plata a la barra de Merkén Smoked Chili en la categoría Bean to Bar Flavoured; y medalla de bronce a los chocolates Atacama Rica Rica en la categoría Milk Bean to Bar Flavoured y Pangoa 100% Cacao en la categoría Dark Bean to Bar 90% and over cocoa solids. “Estos resultados nos impulsan a seguir entregando lo mejor de nosotros en la elaboración del chocolate, y nos permiten reafirmar que hacer chocolate de calidad en Chile, chocolate ambiental y socialmente sustentable, chocolate con propósito, es posible”, dijo Mark Gerrits, chocolatero y fundador de ÓBOLO Chocolate. Todos los años, desde el 2005, la Academy of Chocolate o Academia de Chocolate de Londres elije a los mejores chocolates bean to bar (o del grano a la barra) que llegan desde distintos países y postulan a diferentes categorías. Este año la Academia recibió casi mil barras de chocolates, 4 de los cuales pertenecían a ÓBOLO Chocolate. Todos ellos fueron catados en forma ciega por el jurado compuesto por miembros de la Academia, periodistas internacionales, chefs y expertos en chocolate, quienes evalúan la apariencia, profundidad del aroma y sabor, además de su duración y complejidad en boca.   ÓBOLO, primer chocolate hecho en Chile desde el grano del cacao, ha participado en estos premios desde el año 2016, obteniendo a la fecha un total de 14 medallas entre oro, plata y bronce. “Estos premios nos han ayudado a visibilizar nuestro chocolate y a difundir en Chile el concepto y valores del chocolate Bean to Bar. Y eso ha sido importante, porque en ÓBOLO nos hemos propuesto cambiar la cultura en torno al chocolate en Chile, tal como ha sucedido con el mercado del vino, la cerveza, el aceite de oliva, el café o el té durante los últimos 20 años”, agrega Gerrits El movimiento Bean to Bar, o del grano a la barra, surgió en Estados Unidos en los años 90’ y ha ganado terreno en el mundo durante las últimas décadas. Es una respuesta a la industrialización del chocolate que origina productos de mala calidad en los que el cacao tiene un rol secundario frente a los otros ingredientes, como el azúcar, los saborizantes y las grasas añadidas. El Bean to Bar pretende reflejar las cualidades de los granos del cacao en el chocolate, similar al arte de hacer vino desde la uva. De hecho, el cacao también tiene variedades equivalentes a las cepas de las uvas, y cada una de ellas amerita un tratamiento distinto por parte del chocolatero.
Chocolate y cambio climático: la relación insospechada

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Chocolate y cambio climático: la relación insospechada

Ladera Sur. Columna de opinión de Mark Gerrits, fundador de ÓBOLO Chocolate La producción de chocolate también tiene un impacto significativo en el medio ambiente. Actualmente el 70% del cacao mundial se produce en los países tropicales del continente africano, donde fue introducido en el siglo XIX. Desde entonces se ha convertido en uno de sus cultivos agrícolas más importantes, implicando la tala de la selva y, con ello, la pérdida de biodiversidad.  A esto se suman los efectos de la distribución de este producto alrededor del mundo. En esta columna de opinión, el fundador de ÓBOLO Chocolate, Mark Gerrits, nos cuenta sobre la huella de carbono de esta actividad, y las alternativas que existen – como el cacao nativo en Perú – para consumir este delicioso producto. Leer columna
Óbolo Chocolates: delicias puras, orgánicas y en barras

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Óbolo Chocolates: delicias puras, orgánicas y en barras

Canal 13C, programa Cambio de Vida conducido por Felipe Braun, nos hizo esta breve nota que resume los valores detrás de nuestra marca.  Mírala aquí  
Cacao, chocolate y crisis climática

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Cacao, chocolate y crisis climática

El Mostrador, columna de opinión de Mark Gerrits, fundador de ÓBOLO Chocolate. “Las campanas de alarma son ensordecedoras y la evidencia es irrefutable: las emisiones de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles y la deforestación están asfixiando nuestro planeta y poniendo a miles de millones de personas en riesgo inmediato”. Estas palabras corresponden a la declaración de António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, ante el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dado a conocer estos días. Y es que la crisis climática y ambiental nos golpea la puerta todos los días, aunque muchas veces no queramos verlo, y el planeta reclama acciones concretas y decididas para que la situación no empeore y, en el mejor de los casos, revertirla. Esas acciones nos involucran a todos: a cada persona e institución sobre la faz de la Tierra y ya no podemos rehuir de esa enorme responsabilidad. Como personas, ciudadanos comunes y corrientes, debemos ser conscientes de nuestras decisiones de consumo porque tras ellas radican las causas de la crisis climática-ambiental; como empresas, debemos ser capaces de encontrar la forma de ofrecer productos o servicios alineados con los principios de sustentabilidad ambiental y social, porque esa es la única forma ética de pararse en el mundo en pleno siglo XXI. En Óbolo hemos asumido esa responsabilidad desde el inicio, porque la elaboración de chocolate también tiene una huella importante sobre el medio ambiente; una huella que puede ser positiva o negativa dependiendo de las decisiones que se tomen, empezando por definir el origen del cacao con que se trabajará. ¿Dónde se cultiva? ¿Cuántos kilómetros recorre antes de transformarse en chocolate? ¿qué métodos de cultivo utiliza? ¿Quiénes lo cultivan? Las respuestas a esas preguntas no sólo determinan la huella ambiental del producto final, sino también reflejan la convicción de querer hacer las cosas de la única forma que el mundo puede tolerar: ambiental y socialmente sustentable. Leer columna completa
ÓBOLO, el chocolate sostenible chileno

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ÓBOLO, el chocolate sostenible chileno

CNN Chile, Empresas 2050. Excelente nota de CNN Chile que resume el nacimiento, crecimiento y compromiso social y ambiental de ÓBOLO Chocolate.  
¿Por qué ÓBOLO es una empresa sustentable?

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¿Por qué ÓBOLO es una empresa sustentable?

La Red, Chile Sustentable TV, nos dio un valioso espacio para difundir los valores de sustentabilidad ambiental social que hay detrás de nuestro producto y de cada decisión que tomamos en ÓBOLO.  Míralo aquí 
ÓBOLO Chocolate en Emprender es Clave

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ÓBOLO Chocolate en Emprender es Clave

Radio la Clave, programa Emprender es Clave. Elena Dressel y Roka Valbuena entrevistan a Mark Gerrits, fundador de ÓBOLO Chocolate, aquí
ÓBOLO, el chocolate de exportación de origen local que le hace bien al mundo

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ÓBOLO, el chocolate de exportación de origen local que le hace bien al mundo

El Mercurio, Innovación. "Nuestra apuesta es cambiar la cultura del chocolate en Chile"
Pangoa, la comunidad tras la conservación del cacao nativo en Perú

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Pangoa, la comunidad tras la conservación del cacao nativo en Perú

Ladera Sur. “Responsabilidad, Disciplina, Honestidad”, aparece escrito en las paredes exteriores de las casas de cada miembro de la Cooperativa de Pangoa; tres valores que, a medida que nos adentramos en el corazón de esta comunidad, vemos reflejados en sus acciones y en la calidad de los productos que cultivan. En este artículo, Annelore Hoffens cuenta sobre el esfuerzo, tenacidad y entrega de comunidades nativas en el distrito de Pangoa, en la selva central de Perú, que han encontrado en el cultivo del cacao local más que un modo de subsistencia. El recorrido a esta apartada zona de este país te llevará a conocer cómo estas comunidades se han consagrado al trabajo de la tierra de modo artesanal y sustentable para cultivar y ofrecer uno de los mejores cacaos del mundo. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------- Que el chocolate proviene del cacao, ya todos lo sabemos, sin embargo, su origen, producción y las historias tejidas tras él, son aspectos desconocidos para la mayoría de nosotros, sobre todo para quienes vivimos en países no cacaoteros.  Producir cacao puede tener un costo social y ambiental importante, o generar beneficios insospechados para las comunidades y el medio ambiente; todo dependerá, al final de cuentas, de la visión y decisiones de sus productores, y —muy importante— del tipo de demanda que generen los consumidores finales de chocolate. En el corazón de la selva amazónica de Perú existe una pequeña localidad que ha logrado abrirse camino en el mundo a través de sus granos de cacao de excelencia, obtenidos gracias a la convicción y esfuerzo de una comunidad que ha optado por aplicar principios de sustentabilidad socioambiental a lo largo de toda la cadena de producción, partiendo por la decisión de rescatar su cacao nativo versus la tentación de cultivar especies introducidas de rápido crecimiento y menor calidad. Hablamos de San Martín de Pangoa y de las familias que han hecho del cultivo de cacao y también del café, su forma y sustento de vida. Pangoa En plena selva central de Perú, justo al este de la cordillera de los Andes, en la Región de Junín y dentro de la Provincia de Satipo, está el distrito de Pangoa. Envuelto por el calor tropical de la selva amazónica peruana —una de las más biodiversas del planeta entero— los 6.197 km² que conforman su territorio destacan por el verdor abundante, vigoroso y diverso de sus bosques, entre medio de los cuales aparecen estoicos los árboles de cacao nativo, originarios de este lugar. En Pangoa viven 36 comunidades nativas cuyos ancestros (sus primeros habitantes se remontan a 3.000 años de antigüedad) vivían en forma colectiva y en armonía con su territorio, su bosque tropical y su flora y fauna, conforme a la cosmovisión que los guiaba y que mantienen vigente hasta el día de hoy. El resto de sus habitantes son inmigrantes de otras partes de Perú, o lo fueron las generaciones anteriores, y entre todos han formado una comunidad organizada y unida en torno a la protección del bosque, al desarrollo agrícola sustentable y a su propio desarrollo social. Ello, sin estar exentos de una historia de quiebres sociales y crisis económicas severas, ni ajenos a factores que amenazan la conservación de su biodiversidad y, en consecuencia, su propia cultura, identidad y calidad de vida. La combinación virtuosa de su tierra y su gente, sin embargo, ha llevado a Pangoa a formar parte de las ligas mundiales del cacao y café premium, resultado de la perseverancia y convicción de sus agricultores.   Unidos bajo la gestión de la Cooperativa Agraria Cafetalera de Pangoa LTDA o CAC Pangoa (al momento de su creación los agricultores solo cultivaban café, de ahí su nombre) los productores de cacao han desarrollado —e implementado— una visión particular de la agricultura que les ha permitido, en la mayoría de los casos, tomar decisiones alineadas con la conservación de la biodiversidad local y el fortalecimiento de las funciones ambientales de los ecosistemas. Tal ha sido la decisión de trabajar con cacao nativo fino de aroma de Pangoa, y de cultivarlo en sistemas agroforestales, orgánicos y, en algunos casos, biodinámicos. Esto, que pudiese parecer una decisión simple, en realidad ha significado a los agricultores resistir a la tentación de cultivar otra variedad introducida de cacao que ha sido fuertemente promovida y subsidiada por el Gobierno peruano, dado su rápido crecimiento, alta productividad y resistencia a las enfermedades. Nos referimos al famoso cacao CCN 51, variedad creada en los años 60 en Ecuador, de calidad muy inferior al cacao nativo y cuya proliferación pone en riesgo la variedad genética del cacao de localidades aisladas de Perú, como Pangoa.  Cuando se introdujo el CCN 51 en el país, se hizo como una solución a corto plazo para asegurar la supervivencia de la industria del cacao, pero el corto plazo se alargó y hoy su omnipresencia responde a un sistema de mercado que demanda una alta productividad, grandes volúmenes y precios bajos, en lugar de concentrarse en el sabor. Similar tentación ha sido la producción de piña: sus monocultivos se han expandido rápidamente en terrenos de la selva peruana, provocando la deforestación de grandes superficies y el uso de altas cantidades de agroquímicos que terminan destruyendo el suelo, dejándolo inservible para otros cultivos. El valor comercial en el corto plazo, sin embargo, es atractivo y ya en varias fincas de Pangoa se aprecian cientos de hectáreas de este monocultivo. Afortunadamente los socios de la Cooperativa Pangoa están conscientes de la calidad suprema de su cacao y de su valor identitario y ambiental, y a través de esta organización no sólo han encontrado la forma de mostrarlo y venderlo al mundo, si no que han fortalecido las habilidades de manejo de sus tierras y cultivos, a la vez que han podido optar a nuevas oportunidades de educación, desarrollo y, en general, a mejorar su calidad de vida. “La cooperación y solidaridad frente a la necesidad colectiva de nuestros miembros y comunidad en general, es el principio fundamental que nos mueve”, señala al respecto Esperanza Dionisio, ingeniero Agrónomo y Gerenta de la Cooperativa de Pangoa desde 1997. Por cierto, es la primera mujer en ser gerente de una cooperativa en Perú. “Nuestro objetivo es fortalecernos como organización, a fin de mejorar nuestros ingresos económicos, elevar el estándar de vida de cada uno de nuestros integrantes e impulsar el desarrollo cooperativo”, agrega. Efectivamente, además de proveer equipamiento y capacitación técnica a sus socios y socias, la CAC Pangoa destina fondos al mejoramiento social y ambiental en distintas dimensiones: paga un incentivo para cubrir los costos de producción y motivar la conservación de los bosques; y cuenta con varios fondos rotatorios a los que socios y socias pueden acceder para mejorar sus condiciones de vida, incluido el mejoramiento de las viviendas y la educación de sus hijos. Y más allá de todo ello, para muchos miembros de la comunidad la Cooperativa de Pangoa ha sido prácticamente una familia, sobre todo para aquellos que, en décadas anteriores —siendo niños o jóvenes— perdieron a sus familiares directos en violentos ataques de la organización terrorista Sendero Luminoso que golpeó lo que, hasta fines de los años 86, habían sido zonas rurales pacíficas y aisladas de Perú. La Cooperativa de Pangoa fue fundada el año 1977 por 50 agricultores caficultores de Pangoa, que pertenecían a la Cooperativa Satipo, creció a casi 1.700 miembros en su apogeo (a principios de la década de 1980), pero luego muchos de ellos huyeron a las ciudades, atormentados por el movimiento terrorista. Desde entonces han recuperado la membresía y actualmente es una organización vigorosa y pujante que cuenta con 659 miembros, hombres y mujeres.  Si bien se formó en torno a la necesidad de comercializar el café, en el año 2001 la Cooperativa Pangoa comenzó a promover el cultivo de cacao nativo atendiendo a la demanda mundial del mercado del chocolate y al tesoro que tenía Pangoa dentro de su bosque nativo. Esperanza Dionsio asumió la responsabilidad de liderar la Cooperativa cuando la organización vivía una profunda crisis económica, y poco a poco logró darle un vuelco posicionando al café -que en ese entonces era el único grano que se producía- en el mercado mundial del café sostenible. Por esos años Dionisio creó, también, el Comité de Mujeres de la Cooperativa de Pangoa (CODEMU) para promover el liderazgo, el empoderamiento y la capacitación de las mujeres que trabajan en el café. Y lo logró. Con el trabajo del CODEMU las mujeres de la Cooperativa Pangoa han podido acceder a espacios de toma de decisiones que antes estaban negados para ellas. Ahora son dirigentes y ocupan cargos en distintas instancias del gobierno organizacional. “Al inicio capacitamos a las mujeres en temas de autoestima. En esa época había mucho alcoholismo, los esposos las maltrataban. A ellas les decíamos que tienen que quererse primero y hacerse respetar”, relata Dionisio. “Luego las capacitaciones derivaron a temas productivos, gestión de empresas, equidad de género y liderazgo, y se sumó un fondo rotatorio de microcréditos para que las mujeres mejoren su producción de café, sus viviendas, y diversifiquen sus ingresos a través de la crianza de animales menores y biohuertos. Para muchas, eso significó un cambio de vida”, comenta Enma Pérez, vicepresidenta del CODEMU. Hoy el comité es una parte integral de la cooperativa, y la fortalece formando nuevos líderes y miembros con una nueva visión de desarrollo que incluye y aprecia la voz femenina. Los programas de desarrollo social y todo el esfuerzo puesto en el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad, llevó a la Cooperativa de Pangoa a obtener la certificación de comercio justo -o fairtrade- el año 2001, en tanto que el 2002 obtuvieron su primera certificación orgánica para la producción de café, convirtiéndose en un motor de desarrollo sostenible del Distrito de Pangoa y de la Provincia Satipo. Volvamos al cacao. Fue en el año 2001 que la comunidad de agricultores de Pangoa decidió diversificar su producción y cultivar cacao en los terrenos bajos de sus fincas. No cualquier cacao, y no de cualquier forma. Gracias al desarrollo del movimiento del chocolate Bean to Bar o del grano a la barra, la demanda de cacao comenzó a cambiar: la calidad de los granos, la complejidad y diversidad de sus sabores, empezó a ser más importante que la cantidad producida; y las implicancias sociales y ambientales tras su cultivo, comenzaron a ser factores claves para los chocolateros al momento de elegir el cacao. En ese escenario, Pangoa se ha lucido dentro del mercado. “Los productores de chocolate que valoran el cacao de calidad y pagan un precio ético por él, son tremendamente importantes para que las comunidades de productores quieran seguir mejorando su cacao y conservando los bosques de sus fincas”, señala Esperanza. “Nosotros queremos hacer las cosas bien en lo ambiental y social para seguir entregando un producto de primera calidad. Pero sin chocolateros que valoren esa forma de trabajar, nuestro cacao no tendría salida y los productores tendrían que dedicarse a otra cosa” agrega.  Sin ir más lejos, por una tonelada de cacao nativo de Pangoa cuesta USD 5.000, mientras que una tonelada de cacao convencional se ofrece en el mercado a USD 2.500 en promedio. En Pangoa se trabaja preferentemente con cacao fino de aroma nativo de Pangoa y se promueve su producción en sistemas agroforestales, es decir, sistemas que combinan cultivos frutales y especies forestales en un mismo lugar y tiempo, de tal forma de imitar las asociaciones de bosque natural primario del cual el cacao es parte. Esto proporciona un entorno ambiental equilibrado para el desarrollo del cacao, a la vez que sirve de sustento a la biodiversidad local y ayuda a reducir la degradación de los bosques locales. Como es de suponer, los cultivos biodiversos como estos son, además, más resilientes al cambio climático, contrario a lo que sería el monocultivo del cacao. Los cultivos agroforestales, por otro lado, permiten a los agricultores diversificar sus fuentes de ingresos al vender la madera de las especies forestales, proveyéndoles mayor sostenibilidad financiera. “El socio crece, nosotros crecemos y también brindamos un buen producto al cliente final”, dice Miguel Quispe, gerente operativo de la CAC Pangoa, recordándonos que el sueño de esta Cooperativa es asegurar ingresos y seguridad alimentaria para 200 familias socias productoras de cacao. Actualmente la CAC Pangoa maneja 780 hectáreas de cacao resilientes al cambio climático, y más de 25.000 árboles nativos maderables de alto valor. En las fincas de Pangoa el cacao coexiste con capirona, tornillo, mohena anis, caoba, lagarto, cedro nativo, cedro rosado de las indias, además de árboles cítricos como naranjas, tanglos, mandarinas, limones y otras especies frutales como las annonas, guayabas, carambolas y guanabana, cuyos frutos caen al suelo y al descomponerse sirven de alimento a la planta de cacao. De hecho, Virgilio García, cacaotero y responsable de la planta de chocolate de la Cooperativa Pangoa, sostiene que tal variedad de especies influye en el sabor y complejidad de notas frutales que adquiere el cacao y que, finalmente, se refleja en el chocolate que se elabore con él.  “Nuestro cacao tiene intenso sabor a chocolate, es cremoso, con fina acidez frutal, un toque de albaricoque y manzana, con notas herbales en el post gusto”, indica. La convivencia de especies es, entonces, una de las claves del éxito para asegurar características únicas del cacao y del futuro chocolate al que dará origen, pero ese no es la única: es clave, también, la cosecha selectiva de mazorcas maduras y la cuidadosa selección de los granos que éstas proveen; la fermentación adecuada de los granos depositados en cajas de maderas tapadas con hojas de plátanos, su posterior proceso de secado al sol sobre camas o plataformas de secado, y su adecuado almacenamiento. El cuidado y prolijidad en cada paso, finalmente dará como resultado un grano de alta calidad que será la base para un chocolate de lujo, uno de calidad mundial. Y esto no es sólo un decir, sino que está respaldado por distintos reconocimientos y premios, como la medalla de oro y plata que en 2019 recibieron dos tipos de chocolates elaborados por la misma cooperativa, en los International Chocolate Awards de Perú. El mismo año, una muestra de granos de cacao nativo de Pangoa concursó en el Salón del Chocolate de París y resultaron elegidos entre los 50 mejores granos del mundo. Asimismo, desde el año 2016 y por cinco años consecutivos, el chocolate chileno ÓBOLO, elaborado íntegramente con cacao de Pangoa, ha obtenido medallas de oro, plata y bronce en los Academy of Chocolate Awards de Londres, posicionándolo como uno de los mejores chocolates del mundo. Y no se quedan ahí. Para proteger y fortalecer su cacao nativo fino de aroma, la Cooperativa de Pangoa está trabajando en un programa de conservación de su material genético con el objetivo de propagarlo en las fincas de todos sus socios y socias. Eligieron las mejores 13 variedades nativas de la zona, entre 42 tipos posibles, considerando su índice potencial de producción, resistencia a enfermedades y, por su puesto, sus propiedades organolépticas que destacan por sobre otros cacaos de la región. Las variedades genéticas seleccionadas se cultivan en jardines clonales junto con otras especies como plátanos, papayas, guanabanas, mandarinas y especies forestales, es decir, en un sistema agroforestal que provee un contexto ambiental equilibrado. “Gracias al material genético disponible, los socios y socias de la cooperativa han renovado y rehabilitado sus parcelas con un cacao único, de grandes características ambientales y organolépticas”, señala José Luis Arroyo, extensionista de campo de la Cooperativa de Pangoa.  “Trabajar en la identificación y selección de las mejores variedades de cacao y generar nuevas áreas de cultivo agroforestal para asegurar su rentabilidad, es un gran aporte a la conservación de la biodiversidad de la selva de la Amazonía peruana, y al sustento económico de nuestra comunidad”, agrega. El cacao es un árbol nativo de la Amazonía, y Perú concentra la mayor biodiversidad genética de esta planta en el mundo. La comunidad de Pangoa ha sido un ejemplo del compromiso de una comunidad por rescatar parte de ese patrimonio, desarrollando y potenciando su cacao nativo, y poniéndolo en valor como parte del bosque primario amazónico. ¿Dónde podría desarrollarse mejor el cacao, sino es dentro de su ecosistema originario? Y a ello le sumamos ¿Quién podría cultivarlo mejor, sino las comunidades que encarnan la cosmovisión de sus ancestros, bajo la cual los seres humanos son parte del ecosistema y viven en armonía con él? Tocado este punto es imposible no hacer referencia al cacao cultivado en África, hoy el mayor productor y exportador de este grano: el 70% del cacao mundial se produce en África. Siendo originario de la Amazonía, el cacao fue introducido en este continente a principios del siglo XIX y desde entonces se ha convertido en una de sus actividades agrícola más importantes, a costa de la deforestación de la selva originaria, del trabajo infantil y del pago desproporcionadamente bajo a los agricultores. Por citar un ejemplo, el más emblemático tal vez, Costa de Marfil produce 2 millones de toneladas anuales (datos al año 2019) y seis millones de sus 26 millones de habitantes se dedican a ello. El agricultor gana 0.97 centavos de dólar por día, muy por debajo de los 1,90 que el Banco Mundial estima se necesitan para no caer en la línea de pobreza. Sumado a eso, desde los años sesenta el 80% de la selva en ese país se ha perdido para liberar terreno al cultivo del cacao, y se estima desaparecerá totalmente si no se toman medidas. Actualmente solo un 4% de su territorio está cubierto por selva tropical, y en 13 de las 23 zonas protegidas del país la población de primates ha desaparecido por completo, mientras que los elefantes están en peligro de extinción tras la reducción de su población afectada, a la vez, por la desaparición de su hábitat. Y la situación se repite de forma bastante similar en otros países del continente africano. Con todo lo anterior, Pangoa nos muestra que la producción de cacao enmarcada en la conservación de la biodiversidad y de la identidad cultural de una comunidad no sólo es posible, sino, ahora más que nunca, necesaria. Como Pangoa hay muchos otros casos a lo largo y ancho de la Amazonía sobre los que valdría la pena poner la lupa, pero —por ahora— cerramos este articulo preguntándote ¿Qué procedencia tendrá el cacao del próximo chocolate que compres? “Responsabilidad, Disciplina, Honestidad” deberían aplicarse también a los productores de chocolate de todo el mundo y, por supuesto, a quienes lo consumimos.
Mundo de chocolate: Virginia de María conoció las mejores propiedades del cacao

Prensa

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Megavisión, Plan V.  En este capítulo de Plan V, Virginia de María se sumergió en el delicioso mundo del chocolate, empezando por descubrir su origen. Para ello nos visitó en ÓBOLO Chocolate. 
ÓBOLO se lanza en mercado alemán

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Leben (Alemania) Traducción Nota Prensa - Schokofest für Naschkatzen ÓBOLO de Chile Más sostenibilidad es imposible: “Óbolo, de Chile, es una empresa B certificado, es decir, toda la empresa funciona de forma sostenible”, explica Michaela Schupp.  Mantiene el espíritu "negocios y beneficios" a lo largo de toda la cadena de producción, por lo tanto, la certificación de sostenibilidad no sólo se aplica a los ingredientes, sino también al proceso de producción, condiciones de trabajo y envoltorio.  Pero además Óbolo es delicioso: una de las variedades contiene 70 por ciento de cacao refinado  con Sal de Mar de la zona central de Chile. 80 gramos tienen un costo de 8,20 Euro. Mark Gerrits estará presentando su emprendimiento el viernes 23 octubre, desde 5.45 pm, en el Festival Online de Chocolate.